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Elogio de las sobras

Pierrot Menarche




Introyección


Año tras año, una vuelta rápida por la FIL Panamá permite observar la abrumadora falta no ya de novedades editoriales, sino meramente de títulos de interés, realidad inevitable bajo una lógica ferial en la que los géneros autoayuda y coaching acaparan el depreciado flujo de la compraventa.


Esta vez, sin embargo, la propuesta ha resultado a todas luces superadora, con una novedosa oferta de veras miscelánea que, excepto libros, incluye toda clase de artículos de uso personal marcados por una impronta infanto-adolescente. De los stands cuyos exhibidores ofrecen estos objetos mágicos, un 70% ̶ dicho esto muy a ojo ̶ apuesta por la variedad místico-religiosa-evangélico-bautista (tira de imágenes)


Emperifolladísima, se la ve ir y venir a la presidenta de la Cámara Panameña del Libro, señora de origen israelita y muy buena posición económica, a la sazón dueña de la única librería que queda en pie (Hombre de La Mancha), con tres o cuatro sucursales en la ciudad. En su tiempo libre, integra el Comite Directivo de la "Asociación Amigos de Yad Vashem Panamá", entidad piadosa que, de acuerdo a su sitio web, "se encarga de educar en escuelas judías y no judías sobre la historia de la Shoá".

Nulo

Entre las personalidades literarias invitadas, descuella la de un abonado a la feria, Sergio Ramírez, esa especie de Borges pasado por las armas sandinistas, más bélico que babélico, grande escritor que nunca pierde oportunidad de defenestrar los “populismos latinoamericanos”, en especial aquel que durante una década lo tuvo como esforzado vicepresidente todoterreno y después como abierto, declarado opositor de mullidos asientos clase ejecutiva. El resto, autores de todas las latitudes, presentados en calidad de "ideólogos", "revolucionarios", "expertos en superación del dolor", "motivadores", etc.


Otro reincidente es el doctor Camilo Cruz, colombiano, motivador de dilatada trayectoria internacional. Su obra descansa en esta dos elaboradas afirmaciones ontológicas, enunciadas por él mismo cada veinte oraciones: "la gente está cansada de estar cansada" y "ningún sistema garantiza la felicidad del individuo".


En la FIL 2013, con mi equipo de fútbol último en el torneo Nacional B, en verdad me hacía mucha falta alguien "experto en superación del dolor". Elegí la presentación del Dr. Cruz, porque venía con chapa. Después de su festiva, y masiva, presentación de La vaca ̶ más de 1 millón de ejemplares vendidos en el mundo ̶ nos fue dado compartir el viaje a cierto cóctel en casa de la embajadora de Colombia. En el auto que nos llevaba, bajo una lluvia torrencial, el Dr. Cruz tuvo un rapto de sinceridad y contó que ahora sí (ahora en 2013) estaba estudiando para escribir verdadera literatura, yendo a la facultad y todo eso.


Aquella noche fui partícipe de un hecho para la historia. El Dr. Cruz conoció a Ismael Cala. Me encontraba a su lado cuando se lo presentaron. Y si más arriba he hablado de reincidir, es porque fruto de aquel egregio conciliábulo hoy nos traen “Cala y Cruz”, un 2x1 de figuras internacionales dentro del programa general, plato fuerte auspiciado por el "Taller de éxito", entre otros. (foto)




Momento pues de encomendarse a la búsqueda expeditiva de algún hallazgo, pispear cualquier ofertón que seguramente fluctúa entre tantas manos y ojos desconocedores. El caso de los habituales, desaprovechados saldos de Anagrama (Filosofía-Teoría social), por ejemplo, a precios irrisorios; volúmenes del endiosado Bolaño, algunos a USD 5. En general, los asistentes se deciden a comprar por la experiencia estética que les provee la contemplación maquinal de la cubierta. Absolutamente nadie ojea los índices, extraño proceder que despierta la sospecha de empleados de seguridad en más de una ocasión.



Desenlassie


Así como los escritores de relieve internacional esgrimen toda clase de evasivas para venir ̶ según he podido saber en "la cocina" del evento ̶ también gran parte de títulos ofrecidos en la FIL Panamá son los que otras ferias no quieren o no les interesa vender, libros que tal vez llegan al voleo por el atestado canal interoceánico, en contenedores sin ton ni son, cuyo estado externo (no casualmente llamados "ciegos") es el agente valorizador de la carga. Esto no pasa de ser una corazonada-descorazonada a la que me siento autorizado, luego de haber dedicado un tercio de mi vida a recorrer las librerías de Buenos Aires, de lunes a viernes y con recurrentes fiebres de sábado por la noche. Tal vez me equivoque, pero...


Me equivoco. Ahí estabas esperándome, Juan de Juanes. Escritores, editores, agentes literarios y otras glorias y calamidades. De dieciocho a seis palos, lo que se dice una rebaja. Carlos Fuentes, Monterroso, Monsiváis, Roque Dalton, Borges, hasta Tomás Borge bajo la delicada lupa de Sergio Ramírez. Y la revolución, por supuesto.


Hora de irse la mismísima miércoles. Irse feliz, como el quía con dos colas.


Aparte de saludable ejercicio para el intelecto, es un imperativo moral leer argumentaciones contrarias a las nuestras, toda vez que están expuestas de manera consistente y estilísticamente irreprochable. O si, mal que bien, sus autores fueron del dicho al hecho y le pusieron el pecho a sus verdades, algo que para la radicalizada boheme petit-bourgoise se reduce a una "seculiar" misa de Onán: Julito Cortázar y Claribel Alegría, juntos en Mallorca celebrando la huida de Somoza y la entrada en Managua en un paroxismo de jazz: Monk, Charlie Parker, Miles Davis. Esa onda (palabras del comandante Sergio Ramírez, no mías, página 155). Y en otra:


"El poder mismo con su guadaña disolverá la fraternidad idealista que ha pensado la revolución y la ha hecho posible, porque sólo hay un instante para el ideal, el que media entre el triunfo de la idea y el primer decreto que congela esa idea. Lo demás comienza a ser tragedia...".


Xuxa*. Una de la matina y yo en la cucha en compañía de este general otrora de hombres y hoy de mercados libres, qué ha sido de Gregorio Selser, quién te ha visto y quién te ve, Pierrot Menarche, uh, payaso y plomazo.




*Chucha, vulva en Panamá, según el Diccionario de Americanismos (ASALE).





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